Ya me lo decía mi madre: Ay, hijo mío... ¿Y qué será lo próximo?

miércoles, 4 de junio de 2008

ADEUDO POR DOMICILIACIONES






Hemos adquirido un compromiso
que va más allá del entramado legal o estatutario.
Una ley de testaferro ignominioso
que converge en mercantilismo
en tanto en cuanto queda probada
la incompetencia del supuesto fiduciario
y la eficacia del impuesto compromisario
a la par que distingue
entre los firmantes y los por firmar
en detrimento de los ya firmados.

Es cosa sabida y sufrida a plazos y con ánimo de lucro
que los bancos no son precisamente Santa Teresa de Calcuta
pese a lo invertido en obra social
con la que nos sueltan barbaridades de este tipo
sus amigos, en conferencias asépticas y discursivas
para quedar bien con Dios y con Hacienda
y engrosar más si cabe
-claro que cabe-
las arcas de oro con las que un día
se enterrarán como dioses egipcios.





Adeudo por domiciliaciones
poema de Vicente Llorente.
MENÚ DEL DÍA
Huacanamo poesía, Barcelona 2007

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Es lo que tiene nacer pobre y poeta; aunque, ya ves, al final, hasta los dioses egipcios son devorados por sus propios gusanos...
Siempre es un placer el encuentro (y eso no hay banco ni banquero que lo mercantilice)

Silente (Vicente Llorente) dijo...

Así es, Sacra. Ya te tengo en mi sección de SOCIALIDARIOS (enlaces)
Ya estás fichada...
cuidado con el coco, hoy más conocido como hipoteca.