De todas mis dudas
quiero salvar
una certeza de madera
renqueante y con vetas
para acondicionar
esta sala de espera
que es la vida.
Una mesa.
Con dos cajones.
La viruta que llueve al abrirlos.
En su interior,
siempre a mano
y susceptibles de combustión,
guardo mis textos.
Hoy
he dejado un papel en blanco:
Flaco favor al mundo
mi testamento.
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