Ya me lo decía mi madre: Ay, hijo mío... ¿Y qué será lo próximo?

viernes, 30 de enero de 2009

EL FIN JUSTIFICA LOS MIEDOS

Mil besos.
Tocamientos puros.
Largos diálogos en horas clandestinas.
El perfil de tu pecho.
Mi mano en tu boca y el barro.
Los zapatos llenos de insectos.
Sudores y jadeos dentro del coche,
tactos rectales
en el momento del orgasmo.

Luego, la muerte.

Cristales empañados en desaliento.
Voz que llama.
El paso cambiado.
Leve roce de ropa
y piel
cuando me pides las llaves.

Luego, nada.

Llegar a la noche
con el único abrazo hueco
de mi cabeza sobre la almohada.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Vuelvo a pasear entre tus versos vírgenes para eyacular espiritualmente sobre ellos.

Espero que el fin justifique también mis miedos...