Hechos sorprendentes vienen definiendo mi quehacer como teclista diario sobre portátil. Al parecer, la falta de aire y el lento goteo de ruidos y ventiladores que centrifugan me van turbando mientras busco el punto final con la exasperante maniobra del que machaca a un insecto alojado en la hache e insiste hh e insiste hhhh hhhasta que se desmayakfghjrtywrthwij b
Al rato, levanto la cabeza y no recuerdo nada. Frente a mí, la imagen de lo que parece ser una hoja flotando en fondo gris, con ventanas donde leo Times New Roman y 12 y Normal. Mi cabeza arde, y el portátil también, a juzgar por los ruidos que genera el tibio vibrar del armazón negro que protege pantalla y teclas. O esto está a punto de despegar, o me llaman al móvil, o reinicio… pero no tengo tiempo que perder (eso debió pensar el que inventó esta silla partespaldas) y actúo en consecuencia, efecto contagio, dedo tras dedo, pieza que cae sobre pieza que cae sobre pieza que… y me vuelvo a dormir, pero esta vez con la sensación de estar en una nube. Sueño que busco datos relevantes que me permitan dilucidar las ventajas de la Venta Fría y me aparecen aproximadamente 5.830.000 resultados en 0,07 segundos. Es brutal la rapidez e información que puedes conseguir hoy en día con un portátil, internet y dos días sin dormir como te mereces, amén de ondas y otros residuos aéreos que te ponen el cerebro en ebullición. Obviando este déficit, en mi sueño encuentro buenas razones para empezar negocios puerta a puerta o tienda virtual a tienda virtual, para generar unos ingresos que me permitan seguir soñando en que un día vuelvan a su lugar mis hombros caídos en la red de redes, paradoja del vacío más profundo, hueco sin ascensor, cascada… ¡Cascada! ¡Ahora lo recuerdo! ¡Eso es lo que estaba buscando en internet!