Ya me lo decía mi madre: Ay, hijo mío... ¿Y qué será lo próximo?

sábado, 9 de junio de 2018

Volver



No había vuelto a la noche de mi pueblo desde aquellos años cuya única responsabilidad adquirida era vivir, demorar la llegada del sol al abrigo de un amigo, en plena calle vacía, dormida, como un escenario preparado para nuestra función: ser felices.
Anoche, por casualidad o causalidad, me tropecé con los pasos de aquel tiempo. La misma avenida sin coches, el mismo banco donde Soto y alguien parecido a mí se reían a sombra abierta entre la densa luz de las farolas. Crucé la estampa con leve mueca y encendí un pitillo. ¿Qué otra cosa podía hacer?

No hay comentarios: