Mi próximo libro se llamará Tócame los cojones, sin prisas. Pondré todo mi empeño en su
promoción, asistiendo a recitales y presentaciones. Pagaré de mi bolsillo
dispendios y críticas en revistas especializadas, rompiéndome la cara para que
todos hablen mal de mí. A cada alabanza, responderé con micciones. Recto
retráctil, bombearé mierda a capazos que se distribuirán también en las
librerías como contenido extra, de igual suerte que las latas de Manzoni. Arte
y ensayo.
Vendrá después el golpe final, mi obra completa en
audiolibro llamado Tócame los cojones,
otra hez, sin prisas y en acto displicente. Buscaré pueblos pequeños para
abordarlos con la tiranía del Best Seller refrito, a ver cuánto aguantan. Me
iré cagando en sus putas Fiestas Mayores y obligaré a la masa a que me tire de
sus inhumanos dominios.
Moriré apaleado y mitificado. En mi lápida, corroída de
orines de perros, alguien escribirá: Volveré,
para vengarme, como libro de saldo.