Ya me lo decía mi madre: Ay, hijo mío... ¿Y qué será lo próximo?

lunes, 10 de agosto de 2015

GASPARINO VEDETTA, Pace i Salute




Pace i Salute fue la firma que este hombre dejó a todo aquél que tuvo la oportunidad de emborracharse con él. Su rúbrica se extendía en botellas de vino o cerveza, haciendo sonar los extremos del vidrio en un brindis de paz y salud. Después, recitaba sus poemas junto al puerto o entre los cubos de basura, disputándose las metáforas con los gatos. Era limpia su mirada y tenía luz. 

En el libro de aventuras Hillabord, del escritor Edmond Gaviniés, aparece esta anécdota de Gasparino Vedetta, uno de los personajes de su obra. Gaviniés recibió correspondencia de sus lectores asegurando que conocían a ese hombre y que habían brindado con él: Pace i Salute. Las cartas decían que lo habían visto en Port-Vendrés, en Thássos, en Argel, en Kavalla. Fue tal la avalancha que el autor tuvo que aclarar a la prensa que este personaje era ficticio. 

Pasó un tiempo y Hillabord era ya una obra de éxito traducida a treinta idiomas, creciendo así el número de lectores y de cartas que aseguraban conocer a ese tal Gasparino. Entonces, el escritor recibió un sobre sin remite que contenía una pequeña libreta de notas, con las tapas mojadas, con olor a mar y una caligrafía nerviosa con historias mecidas por las olas. Algunas parecían el resultado de una terapia psiquiátrica, otras invitaban a sonreír,... tenían la firma de Gasparino Vedetta. Gaviniés quiso seguir el juego a sus lectores y contrató a un investigador para dilucidar si la letra pertenecía realmente a Vedetta. La investigación, que duró un año, no dio resultados definitivos, claro, y la libreta quedó en poder del autor de Hillabord como un regalo de sus admiradores... hasta que se presentó en su casa Gasparino Vedetta, el verdadero, el marinero que le envió esos versos y que brindaba en italiano y que era argelino y que escribía en español y que navegó por el laberinto del Egeo y que entre risas acusó al escritor de plagiar su propia vida y que aquello había que celebrarlo: Pace i Salute

Gaviniés y Gasparino fueron desde aquella borrachera como padre e hijo, o viceversa. El escritor hizo saber al mundo que su personaje había nacido antes de que él lo creara en su cabeza, como suele ocurrir siempre; que aquel hombre era un loco maravilloso que escribía algo así como poesía narrativa mojada por el agua del mar, destilada en burdeles donde imaginar otras vidas, salpicada por sus miedos y monstruos. Dijo que algunos de sus lectores habían tenido la oportunidad de conocer al verdadero Gasparino, mientras él apenas acertó a inventarlo. 

A la muerte de Edmond Gaviniés, el misterioso Vedetta optó por desaparecer sin dejar rastro. Ésta es una selección de relatos de su hasta ahora inédita Libreta de notas mojada. El manuscrito original está en poder de uno de los personajes secundarios de Hillabord que apareció después: Vicente Llorente. O sea, yo.


(De mi libro B.A.R.; Breve Antología de Rescatados. Ed. Cartonerita Niñabonita, 2010)