Ya me lo decía mi madre: Ay, hijo mío... ¿Y qué será lo próximo?

lunes, 7 de mayo de 2012

FÁBULA SIN MORALEJA




FÁBULA  SIN  MORALEJA

Érase una vez un zorro
que vivía con su zorra.
Él, plateado y gracioso.
Ella, gris y poca cosa.
En abril, naturalmente,
les nacieron dos zorreznos:
Uno de ellos, Vicente
y el segundo, Juan Alberto.
En dos meses los pequeños
ya salían de su casa
con su papá de maestro:
La mamá no iba de caza.
-Yo espero aquí,
yo espero aquí-
Decía triste al verlos partir.
-Yo espero aquí,
yo espero aquí-
Decía triste al verlos partir.

Su tristeza, en un instante,
se tornaba algazara.
Por fin vería a su amante
que esperaba en la montaña.
Toda compuesta y sin zorro,
con talante y gallardía
pensó en vender su decoro
y a vivir que son dos días.
Pobre zorra, no sabía
que su zorro andaba cerca.
Con los zorreznos volvía
de “cazar” tres lindas hembras.
-¡Viva el amor
viva el amor! –
cantaba el zorro con devoción.
-¡Viva el amor
viva el amor! –
cantaba el zorro con devoción.

-¡Dónde vas tan decidida!-
dijo el zorro, con violencia
-A por un par de “costillas”
ya que no trajiste pieza.
Dábale a entender la zorra
que tenía poca hombría
y dando gritos de loba
a su amante llamaría.
De su trasero, el buen zorro,
Vio de pronto que comían.
Era un apuesto y gran lobo
que arrancó sus dos “costillas”.
-Déjalo ya,
déjalo ya
lobito mío, que hay que cenar.
No comas más,
no comas más.
Luego la cena te sienta mal.

Fábula sin moraleja:
Zorro él y zorra ella.