Ya me lo decía mi madre: Ay, hijo mío... ¿Y qué será lo próximo?

lunes, 17 de mayo de 2010

BENEDETTI, esa búsqueda

Un año después,
sigo sin encontrar
su paradero. Supongo que estará
en el burdel de El lado oscuro del corazón,
haciéndose pasar por marinero alemán y recitando
sus poemas frente a esa puta triste
que, desde entonces,
responde al nombre
de Humanidad.





Sueldo (De Poemas de la oficina, 1956)
Mario Benedetti

Aquella esperanza que cabía en un dedal,
aquella alta vereda junto al barro,
aquel ir y venir del sueño,
aquel horóscopo de un larguísimo viaje
y el larguísimo viaje con adioses y gente
y países de nieve y corazones
donde cada kilómetro es un cielo distinto,
aquella confianza desde no sé cuándo
aquel juramento hasta no sé dónde,
aquella cruzada hacia no sé qué,
ese aquél que uno hubiera podido ser,
con otro ritmo y alguna lotería,
en fin, para decirlo de una vez por todas,
aquella esperanza que cabía en un dedal
evidentemente no cabe en este sobre
con sucios papeles de tantas manos sucias
que me pagan, es lógico, en cada veintinueve
por tener los libros rubricados al día
y dejar que la vida transcurra,
gotee simplemente
como un aceite rancio.