Ya me lo decía mi madre: Ay, hijo mío... ¿Y qué será lo próximo?

martes, 30 de junio de 2009

Silente, donde vivo desde entonces

Más allá del ámbito legal,
el derecho a guardar silencio
Es un bien muy mal difundido.

La propensión a hablar de cualquier cosa
es, además de dañar los oídos,
la primera fuente de frustración
y la más alta cota de vanidad
en un mundo como el nuestro, de hablantes,
en cualquier idioma y con mil pretextos
para dejar claro que no tenemos
mucha idea de lo que significa
esa sombra al costado de una piedra
y esa paz de su quietud que nos habla.

La primigenia forma de decirnos
que antes de llegar todo estaba dicho.