Ya me lo decía mi madre: Ay, hijo mío... ¿Y qué será lo próximo?

lunes, 12 de mayo de 2008

Cinta de Joaquín, NO BORRAR

Hace unas semanas, tomando un café con alpiste en una terraza del Born junto a Xavi, se cruzó ante mí, como en una película, el mejor creador de canciones en la historia reciente. Iba despacio, me miró a los ojos y siguió su camino. Yo me quedé allí, como si me cruzara con él a diario. Mi silente proceder me permite tratar a estos héroes como si fueran anónimos. Será porque para mí es uno más de la familia. Hace años lo busqué y me crucé con él de otro modo, pero eso fue cuando mi ilusión iba a la caza de los mejores. Ahora no hay que molestarlos con nuestra vanidad. Son artistas. Si acaso, le podía haber buscado un taxi.

Mi hermano Joaquín tenía muchas cintas de cassette con sus canciones. Las escuchaba por la noche, para dormir, en la habitación que compartía con Juan, mi otro hermano. También chistes de Eugenio y cantantes italianos. Cambiaban las cintas hasta que dejaban una puesta que llegaba al final y saltaba el play con un estruendo en medio de su sueño. Dormían plácidamente, porque habían escuchado esas letras millones de veces. Y yo, a lo lejos, silente, también las oía. Debía tener siete años. Toda esa liturgia repetida en cintas no tan vírgenes con recopilatorios tan dispares, legales y eclécticos me llevaron después a la música y, más tarde, a hacer canciones.
Creo que fue por esas cintas, sí, ahora que lo pienso.
Mi madre exhaló un suspiro que vino de otro mundo cuando le contaron que ya no volvería. Que tuvo usted un hijo que no hay dos, señora. Se lo digo yo. Que hay que animarse... y ya sabe dónde estoy, si necesita algo...

Y aquí estamos: mi madre fuerte roca acechando, yo silente donde todos hablan y las cintas, sueltas, desvirgadas y antiguas con canciones y ruidos de fondo que en otros siglos quizá alguien entienda. De momento, a soñar, que para eso también hemos venido. Soñar que un día encuentre una cinta verde donde ponga de Joaquín, no borrar con estas canciones que, por arte de sueño, él escucha cada noche hasta que salta el play y vuelve a despertar.


1 comentario:

Sacra dijo...

Y al final a una sólo le queda suspirar y tararear aquella vieja canción deseando que, esta vez, la distancia no sea tan larga.
Joaquín sabe que, sus cintas, dieron su fruto...
Besos grandes... siempre...